La obra callejera de Banski se encuentra en muchas ciudades, principalmente en Londres, donde sus trabajos, en los que combina critica social + graffiti + estarcidos de plantilla, se han convertido en una atracción turística más.
También es conocido por burlar los sistemas de seguridad de los grandes museos y colgar algunas de sus obras en ellos, sin que nadie en un principio las descubriera. De este modo ha expuesto en el Museo Británico, en la Tate Modern de Londres, en el Museo Metropolitano de Arte, el Museo de Brooklyn, en el MOMA y en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.
Pero pese al éxito alcanzado, Banski también tiene un gran número de detractores que le acusan de hipócrita por hacer crítica al capitalismo con sus creaciones pero luego formar parte del él, pues vende sus obras en galerías de arte, trabaja cobrando para organizaciones benéficas como Greenpeace o para empresas como PUMA O MTV.
En cualquier caso no cabe duda de que es un magnífico dibujante, un genio del graffiti y un gran comunicador.